Analicemos un caso práctico: la única peluquería de toda la vida del pueblo instalada desde hace años tiene "su" clientela que llama por teléfono para concertar una cita para cortarse el pelo o lo que sea. En la peluquería, alguna empleada, en ese mismo momento que suena el teléfono, tiene que dejar de hacer su trabajo para atenderlo, mirar un cuadernito con las citas y luego ponerse de acuerdo con la clienta en el día y la hora que será atentida.
Es claro ver que este proceso, repetido varias veces y a lo largo del tiempo, es altamente ineficiente y perjudicial para todos. No sólo para la peluquería, sino también para la clienta que tiene que llamar por teléfono cada vez, esperar y luego arreglar sus horarios al momento; además de ser atendida con rapidez, por razones obvias. También es perjudicial para los clientes que estén en el local porque son desatendidos.
Pues, bien, cambiemos ahora la situación: imaginemos que la peluquería tiene su página en Internet donde ofrece información a sus clientes de los horarios disponibles para las citas de todo el mes. Ya la cosa cambia, ¿verdad? La clienta consulta los horarios disponibles, piensa consulta con el marido con la amiga etc y sin ninguna prisa decide el horario que mejor le convenga..
En la peluquería en todo momento pueden ver como van las reservas y en caso de llamadas o de clientes ocasionales que se pasen por allí puede también añadir citas (de igual modo que antes con el arcaico cuadernito). El sistema no limita en ningún modo el método tradicional, sino por el contrario lo hace eficaz para todos.
Por otro lado, un nuevo vecino que no conce a nadie , tiene la necesidad de ir a una peluquería en el pueblo... ¿Cómo crees que buscará una? Exactamente... por INTERNET. Verá que en dicha peluquería hay horario disponible e irá a ver qué tal se le da.
Resultado final:
Para la empresa:
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Para el cliente:
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Además, si no lo ofreces tú, lo hará tu competencia y poco a poco harás que tu negocio se vea afectado negativamente...