Algunas plantas, como las aromáticas, actúan de repelente contra los insectos.

Los insectos son tan necesarios como peligrosos para las plantas. Para evitar su acción dañina se puede recurrir a métodos naturales. El más extendido consiste en sembrar plantas que actúen de repelente. En este grupo destacan casi todas las que tienen flores azules, y las aromáticas, como el romero o la albahaca.


No obstante, los químicos volátiles y aromáticos de dichas plantas también pueden atraer a insectos beneficiosos que mantienen alejadas a las plagas de sus hojas, flores y raíces.

Plantas protectoras

Huertos a salvo de plagas

Las zanahorias se mantienen a salvo de la mariposa blanca gracias al tomillo.

 

Para mantener alejados a los nematodos (gusanos) del huerto, hay que plantar claveles de moro, dalias o salvia. Si el objetivo es que las crisomelas (escarabajo) no ataquen a las judías, basta con mantener cerca una planta de romero. Las zanahorias también se ven beneficiadas por la acción protectora de esta hierba aromática, que al igual que los bulbos de la familia de las liliáceas, aleja a las moscas de esta hortaliza. Los tulipanes, narcisos o jacintos también repelen la acción dañina de los conejos en las coles. Estos vegetales también se mantienen a salvo de la mariposa blanca gracias al tomillo. Si los atacantes de los cultivos son los gusanos grises, unas plantas de tanaceto (pequeños crisantemos) los mantendrán a raya.

 

Trucos caseros

 

Para acabar con los insectos también se puede recurrir a pequeños trucos. Así, una cucharada de lavavajillas y dos gotas de lejía mezcladas en un litro de agua son muy eficaces para pulverizar las plantas afectadas por la cochinilla.

 

Para combatir la mosca blanca basta con regar la planta afectada con agua en la que hayan permanecido algunas horas media docena de cigarrillos. Esta operación, válida también contra la cochinilla, debe repetirse cuatro días consecutivos.

 

Las hojas de nogal, las ramas de saúco y el ajenjo suelen dar muy buenos resultados para repeler a moscas y mosquitos.

 

La existencia de pulgones trae a menudo consigo la aparición de hormigas, así que es aconsejable acabar antes con los primeros para combatir a las errantes hormigas. Éstas no soportan el olor del limón, por lo que se conseguirá espantarlas si se frota uno de estos cítricos en aquel tronco o rama donde se hayan localizado.

A estos insectos también se les puede combatir con ajo. Para ello, sólo hay que sembrar un diente de ajo al pie de la planta.

 

Acción beneficiosa de los insectos

Algunos insectos se convierten en aliados de plantas y flores manteniéndolas a salvo de plagas dañinas

En muchas ocasiones, determinados insectos se convierten en aliados de plantas y flores manteniéndolas a salvo de plagas dañinas. Tal es el caso de las lombrices de tierra, que no solo mejoran el sustrato al cavar túneles que esponjan y airean la tierra, sino que además descomponen la materia orgánica de la que se alimentan, lo que contribuye a formar compost. Las mariquitas también realizan una labor beneficiosa en el jardín, ya que se alimentan de pulgones. Para atraer a este pequeño coleóptero al jardín basta con plantar coriandro o hinojo. Los áfidos, tan destructivos para las plantas, también se mantienen alejados de éstas gracias a la acción de los abejorros y de las larvas del alguacil (Dragon Flies).

 

Fuente: E. Consum