El Capricho, en la Alameda de Osuna, al noreste de Madrid, es un jardín especialmente recomendable para visitar en primavera y otoño.
Muy cercano a nuestro pueblo de facil acceso por la M40
Al contrario de lo que muchos creen, El Capricho es un jardín y no un parque. Un parque (concepto reciente, de finales del siglo XIX, primeros del XX) es un espacio verde en la ciudad dedicado al solaz y esparcimiento de la gente. En cambio, un jardín es un espacio verde que acompaña a una edificación de cualquier tipo y para cualquier cometido.
En el tiempo de creación del Jardín del Capricho,principios del XIX, el cometido general era acompañar palacios y palacetes de los nobles ricachones… como el de la Duquesa de Osuna, María Josefa Pimentel, verdadera adelantada a su época, que se hizo con los servicios de jardineros franceses románticos (en España, el nefasto Fernando VII mantenía prohibido el maravilloso Romanticismo que llegó a España con 30 años de retraso).
En este artículo, vamos a mostrarte aspectos generales de esta maravilla del paisajismo, y aspectos pormenorizados de rincones, especies singulares… En primavera es el mejor momento para visitarlo gracias a sus miles de lilos (Syringa vulgaris) y árboles del amor (Cercis siliquastrum), completamente en flor. Sin duda, El Capricho ofrece un espectáculo maravilloso.
En cada época del año, una miriada de flores reciben al visitante de este bello jardín. Este es “El jardín de flores”, con miles y miles de especies del momento, en este caso bellas Impatiens de todos los colores.
La avenida central del Capricho es sin lugar a dudas, espectacular y única. Tal vez se trate de uno de los jardines dentro de un jardín más valiosos que puedan contemplarse. A ambos lados de esta arteria central, se suceden los parterres y macizos bajo árboles de sombra y ejemplares perennifolios, presididos por el ‘rey del jardín español’: el ciprés (Cupressus sempervirens piramidalis).
El Capricho es un jardín claramente dividido en dos partes, separadas por esta ampliaavenida central-jardín; una de las zonas de mayor representación del espacio, con grandes cipreses, plátanos, robles y cedros.
Por debajo de ese gran paseo, hacia el este, encontramos una cuarta parte del jardín, formado por la huerta y el laberinto. Por encima, hacia el oeste, se sitúa un alucinante jardín extensivo mediterráneo, con bosquetes, pasos de agua (ría y estanques), zonas de hierba para estancia y juego, y… los caprichos del Capricho; construcciones, monumentos, esculturas y factorías de ficción, destinados a satisfacer las ansias lúdicas de dueños y visitantes del jardín, hace doscientos años.
Aunque desde siempre se ha considerado a este par de esculturas la representación de un duelo (ya que cada estatua mira hacia un lado, como si fueran a volverse para disparar sus armas), lo cierto es que son las imágenes de dos dioses: Atenea y Perseo o Mercurio.
Este bello patio, sobre cuidado césped y rodeado de cipreses, se encuentra junto a la avenida central y recibe al visitante con frescor verde.
Considerado una de las maravillas del capricho, el laberinto (no visitable) de laurel (Laurus nobilis) de dos metros de altura, fue destrozado durante la Guerra Civil (el jardín fue cuartel general republicano), al tener que realizar sobre él un aterrizaje de emergencia la avioneta-correo de las tropas.
Fue reconstruido en la segunda mitad del siglo XX y ha prosperado de maravilla desde entonces. Tienes la suerte de observarlo con los laureles recién tallados.
El juego del laberinto consistía en que los mayores guiasen desde arriba a los chicos y chicas que se introdujeran, para formar parejas al encontrarse…
El Palacio es una preciosa edificación es la responsable de la creación de este maravilloso jardín, precisamente para acompañarla. Las vistas desde él son fantásticas, con una fuente circular de ranas de bronce y peces de piedra que vierten aguas en un estanque también circular.
Es la Fuente de los Delfines, flanqueada por dos cedros del Atlas grises (Cedrus atlantica glauca) espectaculares y uno de los plátanos (Platanus hispanica) mejores del entorno.
Desde el Palacio, El Capricho inicia una subida constante, que acabará en la surgencia de agua que abastece rías, estanques y cascadas, en la parte más alta, junto al casino.
Se trata de un sotobosque gigantesco, mediterráneo, con soberbios pinos piñoneros (Pinus pinea), grandes jefes del paisaje, fantásticos cedros, robles, fresnos y cipreses…
…Y especies de flor, sobre todo primaveral. Son famosos los cientos y cientos de lilos y árboles del amor del Capricho, que llenan todo de color y fragancia durante esos mágicos abril y mayo. Praderas, rincones ocultos, caminos de trazado imposible, y… los caprichos…
Dentro de los caprichos o atracciones de este encantador jardín romántico, aquí tienes la deliciosa ‘Casa de la Bruja’, algo parecido a la casa del terror de todo parque de atracciones, lugar tenebroso donde los sustos estaban a la orden del día. También puedes encontrar en este fabuloso jardín, el casino, de donde parte la fuente de agua que alimenta el estanque las cascadas y las rías. La capilla, rodeada de fenomenales cipreses, y con una estética sencilla y revolucionaria al mismo tiempo. El puente de hierro, verdadera joya del jardín, con clara influencia francesa, tanto en la forma como en el material empleado…
Seguro que me dejo algún capricho o lugar con edificación, o escultura, o plantación ejemplar destinado al disfrute mediante juegos de los visitantes, pero no quiero pasar por alto la efedra. Una efedra es un lugar para citas, digamos que es el sitio donde se efectúan las “quedadas” de la época. Imprescindible las esfinges y otras esculturas.
Además, en El Capricho encontrarás el fortín, donde el juego consistía en conquistar esa edificación a modo de castillo inexpugnable, con ría alrededor y todo. La ruina. Una casa con patio a medio derruir, con recovecos pavorosos y estancias clandestinas. Todo un lujo, contar con este tipo de lugar en cualquier jardín. El mielero (o abejero). En esta bella casita, con Venus incluida en su patio central, se recrea la vida cotidiana de las abejas. Algo muy de moda en ese momento histórico-cultural.
Pese a encontrarse en la dura meseta castellana, el Capricho es un rincón donde el agua es protagonista. En el casino brota el agua que abastece el estanque y la ría navegable. En el estanque, con preciosa isla central, se encuentra otro de los caprichos, el embarcadero de bambú. La ría que recorre buena parte del jardín, es navegable mediante yolas de poco calado.
Artículo original extraido de Houzz