Una buena organización permite que un huerto familiar montado en el jardín ofrezca los mejores resultados
Además de proporcionar productos frescos y naturales a quienes lo trabajan, un huerto familiar resulta un entretenimiento muy agradable para muchas personas. Y no exige grandes superficies: una pequeña parcela en el jardín es suficiente. Este artículo enumera los beneficios de montar un huerto familiar y varios consejos para su planificación eficiente. También destaca la importancia de complementos como el compostaje y el aprovechamiento del agua de lluvia para que la plantación resulte más sostenible.
Un huerto en el jardín ofrece varios beneficios. Por un lado, permite obtener productos para el consumo familiar. Además del ahorro de dinero que esto significa, también supone asegurarse de que se está ante productos sanos y naturales, así como la satisfacción de disfrutar del fruto del propio trabajo. Por otro lado, el huerto es un pasatiempo agradable para muchas personas. Y, por si fuera poco, el espacio que se destina a él constituye una manera más de decorar el jardín
Consejos para la planificación de un huerto familiar
De factores como el tipo de suelo y el clima de la región dependerá la elección de las especies más adecuadas para el huerto
Para poner un huerto, uno de los primeros puntos que se deben tener en cuenta es el espacio disponible. Como mínimo se debe procurar tener una superficie de unos 12 metros cuadrados (lo que es igual a un rectángulo de 3 x 4 metros). Se supone que 100 metros cuadrados (el equivalente a un cuadrado de 10 metros de lado) son suficientes para abastecer de frutas y verduras durante todo el año a una familia compuesta por tres personas. De todos modos, también es posible cultivar los llamados huertos urbanos, a través de macetas en la terraza o el balcón.
Cuanto mejor se planifique el huerto antes de ponerse manos a la obra, más exitosos serán los resultados posteriores. Por eso, durante la organización conviene hacer caso a los siguientes consejos:
- Buscar un área que reciba luz natural la mayor parte del día. Conviene evitar la sombra de árboles o edificios. En el caso de los árboles, se pueden podar las ramas bajas para procurar que la sombra no alcance el terreno seleccionado. Si el único sitio disponible recibe poco sol, también es posible montar un huerto, pero solo para especies que pueden desarrollarse en esas condiciones, como espinaca, col, coliflor, perejil, lechuga, habas y rábanos.
- Colocar un cortavientos. El objetivo es proteger las plantaciones de las corrientes de aire. Es aconsejable que deje pasar algo de aire, es decir, que no sea un muro, sino un seto o un vallado. Lo malo de los setos es que tardan bastante en crecer, exigen bastantes cuidados y consumen agua y nutrientes del suelo, que en este caso conviene reservar para los ejemplares del propio huerto. Por eso, resultan mejores los vallados de mimbre, brezo o fibras similares o una valla de alambre cubierta por plantas trepadoras o incluso por un plástico con orificios.
Es preciso colocar un vallado que impida a mascotas y niños pequeños el acceso al huerto
- Instalar un vallado protector. Además de las corrientes de aire, las mascotas -sobre todo perros y gatos- y los niños pueden estropear las plantaciones. Para los pequeños, además, pasear por allí puede resultar peligroso, por la posibilidad de que haya plagas, de que se lleven objetos pequeños a la boca, etc. Por eso, se recomienda que, si viven animales o niños pequeños en la casa, el vallado les cierre también a ellos el acceso.
- Prever la disposición del huerto. Existen dos maneras de colocar el huerto: en hileras o en macizos (pequeñas parcelas rectangulares). Desde luego, es fundamental elegir una de ellas antes de comenzar a plantar. En ambos casos, se debe trazar el diseño del huerto de tal forma que se pueda acceder sin problemas a todo el terreno, sin necesidad de pisar el suelo plantado. Para ello, hacen falta senderos interiores lo bastante grandes para que quepa una persona. Y, además, hay que tener en cuenta que las plantas no se deben colocar tan cerca unas de otras ni en cantidad excesiva, para evitar que cuando crezcan se molesten entre sí o tengan que competir demasiado por los nutrientes del suelo y la luz del sol.
- Elegir las especies más adecuadas. Para ver cuáles son las especies apropiadas, hay que tener en cuenta varios factores, como el tipo de suelo, el clima de la región, el espacio disponible y los gustosde las personas que consumirán los productos. Si se eligen las especies por tandas, es posible contar con productos frescos durante todo el año. Con el fin de tomar las mejores decisiones en este sentido, conviene consultar con atención los catálogos de semillas y las instrucciones que vienen en los paquetes, y hablar con los empleados y encargados de las tiendas que las venden.
Compost y agua de lluvia, para montar un huerto más sostenible
Si se cuenta con espacio de terreno suficiente, es posible incorporar al conjunto un par de complementos que harán el huerto más sostenible.
Uno de ellos es un dispositivo compostador, que permite reutilizar los desechos de las plantaciones -además de otros residuos orgánicos- y generar con ellos abonos naturales con los cuales alimentar el suelo del propio huerto.
El otro complemento es un estanque o aljibe, con el que se puede acumular agua de lluvia que más tarde se pueda utilizar en el riego de la plantación. Este método es muy valioso en zonas de poca humedad, y favorece tanto a las plantas (el agua de lluvia constituye un agua de riego de gran calidad) como al medio ambiente y la propia economía, al reducir los gastos en la factura del agua.