Los tomates comerciales nunca tienen el mismo sabor, jugo, aroma y textura que los cultivados en la huerta.

Es más fácil cultivar las variedades de exterior, pero es mejor si se dispone de espacio para montar un invernadero.

 

Lugar y tipo de suelo

El cultivo de tomates requiere suelos fértiles con mucho estiércol (materia orgánica) y con capacidad de retención de agua y nutrientes. Tanto si el suelo es arenoso como si es arcilloso el agua no se encuentra a disposición de la planta, por lo cual es necesaria la presencia de materia orgánica que enriquezca el suelo. Este punto en nuestras arcillosas tierras de La Alcarria resulta fundamental. Al aire libre, necesitan un lugar protegido con una gran cantidad de sol, que puede ser una maceta grande o una bolsa de cultivo (también se aplica para invernaderos). La variedad de tomates cherry es muy resistente.

 

Siembra de interior

Se realiza a 19 grados centígrados dentro del invernadero, o si se hace en macetas, en el alféizar de una ventana que reciba sol. Las variedades de interior se siembran entre fines del invierno y mediados de la primavera (realizar este procedimiento entre 6 a 8 semanas antes de las últimas heladas). Los plantines se transplantan una vez terminada la época de heladas, una vez que hayan alcanzado el tamaño adecuado (cuando hayan formado al menos tres hojas) en macetas inpiduales de 7,5 cm de diámetro con compost para fines múltiples. Si no están lo suficientemente fuertes, una vez transplantados cubrirlos con paupau durante las primeras semanas.

 

Distancia de plantación final

Debe ser de 45 cm en el cultivo de exterior, con una separación de 75 cm entre las líneas. En bolsas de cultivo pueden colocarse hasta tres plantas.

 

Problemas comunes

Los tomates que se cultivan en maceteros tienden a sufrir podredumbre de los extremos de los brotes, una deformación causada por la carencia de calcio. Para prevenirla, es necesario regar de manera adecuada. La podredumbre de raíces y bases del tallo se origina con frecuencia si se utiliza tierra o compost varias veces. Por eso es aconsejable usar siempre bolsas nuevas de cultivo y colocar compost fresco en las macetas.

La mosca blanca afecta las variedades de invernadero. Puede controlarse cultivando caléndulas entre las plantas. Los tomates a veces desarrollan piel gruesa si sufren altas temperaturas y un riego inadecuado e irregular.

Las enfermedades más comunes en los tomates son la alternaria y la septoria (manchas en las hojas). La septoria es evidente cuando la planta tiene frutas. La alternaria puede estar presente en cualquier etapa. Ambas son similares en apariencia: causan la formación de manchas en las hojas más viejas, que se van diseminando hacia arriba, en dirección a las hojas más nuevas. Las hojas infectadas se tornan amarillas, se arrugan y se mueren.

Las manchas de septoria son negras, pequeñas y numerosas, y frecuentemente tienen centros blancos o grises. La mancha de alternaria es más grande, menos numerosa y exhibe un patrón en forma de círculos de tejido muerto.

Las enfermedades en los tomates en una huerta orgánica pueden ser controladas de tres formas: utilizando plantas resistentes a enfermedades cuando estén disponibles, poniendo en práctica buenas prácticas de cultivo, o con fungicidas orgánicos.

 

Buenas prácticas de cultivo:

  • Remueva y destruya las plantas enfermas al final de la temporada de cultivo.
  • Utilice paja, recortes de hierba, estiércol curado o abono orgánico y aplíquelos luego de que el terreno se haya calentado tras las heladas, en primavera.
  • Coloque mallas circulares de 60 cm de diámetro y de 120 a 150 cm de alto alrededor de sus plantas de tomates. Deje un espacio mínimo de 60 cm entre plantas.
  • Trate de no sembrar las plantas de tomate u otras plantas similares en el mismo lugar más de una vez cada de 3 a 4 años.
  • Evite regarlas por encima, asegúrese de mojar la tierra alrededor del tallo.

 

Fungicidas:

Los fungicidas controlan la propagación de enfermedades pero no la eliminan. Estos deberán ser aplicados de acuerdo a lo que indique la etiqueta del producto. Algunos fungicidas son orgánicos y están producidos sobre la base de cobre, como la mezcla de Bordeaux y el cobre líquido. Éstos son más efectivos contra enfermedades bacteriales, pero controlan muchas enfermedades producidas por hongos en plantas de exterior, como el oídio, si se los aplica oportunamente. Los cultivos de invernadero no son afectados por esta enfermedad.

 

Cuidados y consejos

No siempre es necesario cortar los brotes laterales. Las variedades de invernadero sí lo requieren, pero las de exterior no, ya que son arbustos. Algunas variedades que se cultivan inclinadas necesitan que se quiten para producir una planta con un tallo único. Podar el follaje ayuda a que el sol llegue a los frutos para que maduren. Sin embargo, la poda no debe ser excesiva para que la planta pueda realizar una adecuada fotosíntesis.

Nutrir la tierra con potasa orgánica soluble aumentará rendimiento de las plantas de macetas. Por otra parte, puede agregarse potasa sólida a la tierra antes de plantar al aire libre. La consuelda líquida ayuda a una buena formación de los tomates.

Si se cultivan los tomates en macetas, regar de manera adecuada puede ser difícil, sobre todo en verano. Por eso el macetero debe tener un diámetro de por lo menos 25 cm. Si el verano es largo y caluroso, es esencial cultivar en un lugar protegido.

 

Cosecha

En las variedades de interior se realiza a partir de mediados del verano. En las de exterior, entre fines del verano y principios del otoño. Puede extenderse hasta que se produzcan las últimas heladas. Para prolongar la temporada de cosecha, cubrir las plantas con pau-pau (o colocar campanas si la variedad es pequeña), tan pronto como la temperatura comience a bajar a fines del verano. Los tomates cherry producen frutos durante un período largo. Para lograr un mejor sabor, es conveniente dejar que maduren en la planta.

 

Rendimiento

Varía de acuerdo con las condiciones del lugar y la variedad. Es de aproximadamente 1,75 kg por cada planta de exterior y 3,5 kg. por cada planta de interior.